Proteínas: Toda la información necesaria


¿Qué son las proteínas?

Las proteínas son moléculas formadas por aminoácidos que están unidos por un tipo de enlaces conocidos como enlaces peptídicos. El orden y la disposición de los aminoácidos dependen del código genético de cada persona. Todas las proteínas están compuestas por:
·         Carbono
·         Hidrógeno
·         Oxígeno
·         Nitrógeno
·         Y la mayoría contiene además azufre y fósforo.

Las proteínas suponen aproximadamente la mitad del peso de los tejidos del organismo, y están presentes en todas las células del cuerpo, además de participar en prácticamente todos los procesos biológicos que se producen.

Nutrición
Las proteínas son esenciales en la dieta. Los aminoácidos que las forman pueden ser esenciales o no esenciales. En el caso de los primeros, no los puede producir el cuerpo por sí mismo, por lo que tienen que adquirirse a través de la alimentación. Son especialmente necesarias en personas que se encuentran en edad de crecimiento como niños y adolescentes y también en mujeres embarazadas, ya que hacen posible la producción de células nuevas.
Las fuentes de proteína que contienen todos los aminoácidos esenciales se denominan completas (principalmente de origen animal) y si falta algún aminoácido esencial la proteína se denomina incompleta (casi toda la proteína vegetal).
En general las proteínas animales son más parecidas a las nuestras, por tanto son completas y poseen mayor valor biológico que las proteínas vegetales.
Existe un grupo de aminoácidos especiales, de cadena ramificada, conocidos también como BCAA por sus siglas en inglés (Branched-Chain Amino Acids), dentro de los cuales destacan tres, al formar entre ellos la tercera parte de la composición de nuestros músculos. Estos son la valina, isoleucina y el más importante para el desarrollo muscular, la leucina (por eso suele aparecer en mayor proporción en los suplementos de BCAA).


CUÁNTA PROTEÍNA DEBES INGERIR
Empecemos con la recomendación oficial de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que está entre 0.8 y 1 gramo de proteína por kilo de peso corporal al día.
Es decir, en el caso de una persona que pese 65 Kg y consuma 2.000 cal, esto representa entre un 10 y un 13% del total de sus calorías. Es posible que esto sea el umbral mínimo recomendable para que una persona sedentaria no tenga deficiencia de proteína, pero dada la importancia de mantener cierta masa muscular yo apuntaría a un mínimo de 15% para personas poco activas satisfechas con su peso (estudio), aumentando la ingesta en los siguientes casos.

Interesados en ganar músculo
Veamos las conclusiones de algunos estudios:
·         Una revisión del Journal of Sports Sciences sitúa el consumo óptimo entre 1.3 y 1.8 g/kilo al día, con ingestas superiores (1.8-2.0 g/kilo) al realizar entrenamientos intensos o cuando se limitan las calorías, con el objetivo de minimizar la pérdida muscular a la vez que se quema grasa.
·         Un estudio (de la Universidad de Texas) encuentra que por debajo de 1 g/kilo diario hay pérdida muscular en atletas, pero resalta que las diferencias entre 1.4 y 2.4 g/kilo son mínimas, dando por tanto un rango amplio posible entre 1.4 y 2.4 g/kilo.
·         Otro artículo (de la Universidad de Texas) concluye algo parecido, favoreciendo niveles relativamente elevados de proteína a la vez que encuentra poca evidencia de que sea necesario superar niveles de 2-3 g/kilo como recomiendan algunas dietas (especialmente en foros culturistas).
·         Por último, un estudio reciente en culturistas recomienda niveles 1.7-2.2 g/kilo.

Como recomendación inicial, empieza con 1.5 – 2 g/kilo, aumentando posteriormente un poco si no obtienes resultados. Si tienes más de un 25% de grasa corporal tendría más sentido utilizar tu peso objetivo como referencia en vez de tu peso actual.

Personas mayores
El músculo es el mejor seguro de vida. Nada destruye tu autonomía y te acerca más al asilo de ancianos que la pérdida de masa muscular. La evidencia es clara en que los adultos mayores se beneficiarían de más proteína, y la recomendación oficial de 0.8 g/kilo produce en muchos casos destrucción muscular y mayor pérdida ósea .
Un aumento de proteína mejora el rendimiento y la masa muscular en conjunto con un entrenamiento de fuerza. Y sí, debes entrenar fuerza a cualquier edad .

Interesados en perder peso
Abundan los estudios que destacan los beneficios de aumentar la ingesta de proteína a la hora de perder peso:
·         Un estudio de Purdue University compara los efectos de una restricción calórica idéntica en dos grupos de mujeres, variando el porcentaje de proteína (30% en un caso y 18% en el otro). Si bien la pérdida de peso fue similar, la pérdida de musculatura fue mucho menor en el grupo con mayor ingesta de proteína, pasando menos hambre. No olvides que perder peso a base de pasar hambre no es sostenible, y deshacerte de músculo en el proceso no es nada deseable.
·         Otro estudio de la Universidad de Illinois compara una dieta moderada/alta en proteína (1.8 g/kilo) y baja en carbohidrato con otra baja en proteína (0.8 g/kilo) y alta en carbohidrato. Resultado: mayor pérdida de peso y grasa en el grupo con alta proteína, así como mayor conservación de masa muscular.
·         Un meta-análisis de la University of South Australia que revisa 24 estudios y más de mil individuos concluye que una dieta alta en proteína (no define cantidades concretas) ofrece beneficios en la pérdida de grasa, retención de masa muscular y disminución de triglicéridos.

Estas conclusiones son lógicas si consideramos que la proteína ayuda en la síntesis de nuevo músculo, eleva el metabolismo (al tener mayor efecto termogénico) y controla el apetito.
Recuerda: si tienes mucho sobrepeso calcula los requerimientos de proteína respecto al peso objetivo en vez del actual.


Por qué la proteína ayuda a perder peso
Por el rol tan importante que juega la proteína en nuestro organismo, hemos desarrollado un buen sensor sobre la cantidad y calidad de la misma que ingerimos, actuando como regulador de la energía total consumida.
En estudios con ratones se ha demostrado múltiples veces que podemos variar la ingesta total de energía que consumen modificando el porcentaje de proteína en su dieta. Lo que se observa es que el ratón sigue comiendo hasta que cubre sus necesidades de proteína, por lo que cuanto más baja sea su dieta en proteína más calorías ingiere y más grasa acumula.
Los humanos funcionamos de manera parecida, y un estudio de la Universidad de Sydney (Alison Gosby) por ejemplo demuestra el mismo efecto. Las personas que consumían sólo 10% de proteína ingerían más calorías y manifestaban mayor hambre. Además, al mantener más masa muscular durante la dieta se reduce el efecto rebote .

Mi conclusión por tanto es que la recomendación oficial de proteína está muy influenciada por miedos infundados y sólo es aplicable a personas sedentarias sin mucho interés en mantener su musculatura (que por desgracia parecen ser mayoría).


¿Cuántos gramos de proteína puede absorber nuestro cuerpo de sola una vez?
Se nos suele recomendar, sobre todo a los que practicamos fitness, que comamos 30 o 40 gramos de proteína por comida, pero el cuerpo puede asimilar más.

 La realidad es que es una pregunta interesante, sobre todo para aquellos que argumentan que a mayor cantidad de comidas que realicemos, mayor será el funcionamiento de nuestro metabolismo. Desde que descubrimos el ayuno intermitente, la realidad es bien diferente: el cuerpo normalmente absorbe la mayoría de las proteínas que ingiere, aunque no todas irán destinadas a la hipertrofia, que es lo que a muchos aquí les interesa.

Absorción de proteínas en la dieta
Antes de que su cuerpo pueda absorber proteínas, las enzimas digestivas de nuestro estómago y el intestino delgado las separan en aminoácidos. A medida que los aminoácidos entran en contacto con el revestimiento del intestino delgado, se transportan a través del revestimiento intestinal, donde pueden ocurrir dos cosas: acceder al torrente sanguíneo o ser usadas por los tejidos del intestino. Cualquiera sea el camino que tomen, las proteínas se absorben con éxito, sea la cantidad que sea. Más del 90 % de toda la proteína que consumimos se absorbesegún informa el Consejo Europeo de Información Alimentaria.

La tasa de absorción
Los aminoácidos se absorben a una velocidad de 1.3 gramos a 10 gramos por hora, según un informe publicado en el International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism en abril de 2006. Un gran porcentaje se absorbe porque los alimentos parcialmente digeridos se encuentran en el intestino delgado. Además de nuestro estado general de salud, varios factores influyen en la tasa de absorción. Las bebidas con proteínas se absorben más rápidamente que las proteínas que se consumen con alimentos que contienen fibra porque la fibra disminuye la absorción de nutrientes. Por otra parte, la proteína de suero se absorbe a un ritmo rápido, mientras que la caseína se digiere a un ritmo moderado.

Proteína y músculo

Cuando los investigadores estudiaron el efecto de las comidas ricas en proteínas en la síntesis de proteínas musculares, descubrieron que comer 113 gramos de carne de res magra incrementó la síntesis de proteína muscular en un 50 por ciento. Una porción más grande de carne de vaca no pudo aumentar la producción de proteína en los músculos, por lo que existen unos límitesSegún una revisión realizada por Alan Aragon y Brad Schoenfeld, “para maximizar el anabolismo uno debería consumir proteína en un rango de 0,4 g/kg/comida repartidos por un mínimo de 4 comidas para llegar al mínimo recomendado de 1,6 g/kg/día”.
Sin embargo, estudios han demostrado que dietas altas en proteína (más de 3 g/kg de peso corporal) no tienen efectos adversos en personas sanas, pero no les permiten construir más músculo que una persona que ingiera alrededor de 1,5-2 g/kg de peso corporal.


UNA VEZ MÁS, REPITE CONMIGO, «LA PROTEÍNA NO ES MALA PARA LOS RIÑONES…»
Esta es una de esas ideas desmontadas una y otra vez que se resiste a morir.

El origen del miedo proviene de que al aumentar considerablemente la ingesta de proteína se producen cambios en el riñón, como hiperfiltración e incluso aumento de tamaño. Sobre esto no hay debate. El problema es que muchos interpretan estos cambios como prueba de que comer mucha proteína estresa el riñón y por tanto es peligroso, argumento que habrás escuchado de muchos ‘expertos’.
Las revisiones científicas más recientes apuntan a que esto es igual de absurdo que alarmarse porque las pesas estresan los músculos. Ambas afirmaciones son ciertas, pero no quiere decir que debamos preocuparnos en ninguno de los casos. Si estresas tus músculos se adaptan y crecen para soportar la nueva demanda. Si ‘estresas’ tus riñones responden igual.
Podríamos alarmarnos si efectivamente existiera asociación entre una ingesta alta en proteína y enfermedad del riñon, pero cada vez está más claro que esto no ocurre:
·         Un libro (Nutritional Management of renal deseas, Joel D. Kopple, Shaul G. Massry and Kamyar Kalantar-Zadeh) reciente sobre enfermedad renal aclara que los cambios inducidos en el riñón por un aumento de proteína no parecen representar problemas en personas sanas. ¿Cuáles son las principales causas reconocidas de daño renal? Diabetes e hipertensión. Y desde luego la proteína no es culpable de ninguno de ellos (la sal tampoco), sino el exceso de azúcares/fructosa (estudioestudio), es decir, los enemigos de siempre.
  • Una revisión de buena parte de la literatura ( realizada por William F MartinLawrence E Armstrong & Nancy R Rodriguez )concluye que no hay evidencia de efectos negativos de una dieta alta en proteína sobre los riñones.
  • Un estudio de dos años con dieta alta en proteína y baja en carbohidrato tampoco muestra problema en riñones o huesos. En otro estudio, mayor ingesta de proteína se asocia con mejor salud ósea.
·         Incluso en personas mayores, comer más proteína de la recomendada mejora la salud ósea y reduce el riesgo de fractura de cadera, sin afectar los riñones (estudio).

Cuando hay enfermedad renal es recomendable bajar la ingesta de proteína, igual que si te rompes un brazo debes dejar de levantar pesas un tiempo. Pero que algo no sea recomendable para personas con cierta patología no quiere decir que ese algo cause la patología. Por obvio que parezca solemos confundir esto.
Si la proteína fuera dañina para el riñón aquellas personas que han perdido uno de los dos que tenemos deberían reducir su ingesta de proteína a la mitad o mostrarían mayores tasas de enfermedad renal. Estudios de seguimiento por más de 20 años en donantes de riñón no encuentran esto. Lo único que mencionan es que el riñón crece, fruto de una adaptación normal (igual que tus músculos).


ALGUNOS RIESGOS REALES
Si bien podemos concluir que niveles de proteína en el rango 15-30% aportan beneficios en casi todos los casos (cada uno debe encontrar su nivel ideal), pasarse mucho de este rango puede traer complicaciones.


Amoniaco
Mientras que la grasa es un ‘combustible limpio’ (su procesamiento no genera desechos tóxicos), un exceso de proteína libera nitrógeno (presente en la estructura de los aminoácidos), formando amoniaco, que al ser tóxico se convierte a su vez en urea (no tóxico) para ser expulsado de manera segura en la orina. Hasta aquí todo bien.
El problema es que nuestro cuerpo tiene un límite en la conversión de amoniaco a urea, y niveles superiores harán por tanto que el nitrógeno extra se mantenga en el organismo como amoniaco, y esto no es bueno.
Hay diferentes opiniones sobre este límite, pero las observaciones empíricas y los estudios apuntan a niveles de 35-40%, por encima de los cuales la ‘intoxicación’ por amoniaco puede ser un problema serio, y una de las causas de la inanición cunicular.

TOXINAS DE LA FERMENTACIÓN
Cuando ingieres alimento no sólo debes pensar en ti, también en los billones de bacterias que alberga tu aparato digestivo.
Son reconocidos los beneficios de la fermentación por parte de estas bacterias de ciertos carbohidratos, por la producción por ejemplo de ácido butírico.
Algunos estudios del Ninewells Hospital Medical School de Reino Unido, sin embargo asocian un exceso de proteína con la generación de ciertos tóxicos cuando las bacterias fermentan la proteína excedente. Algunos especulan que esto puede contribuir a enfermedades del colon.

LONGEVIDAD
Mayor ingesta de proteína está asociada a un aumento de hormonas anabólicas (principalmente la IGF-1 o factor de crecimiento insulínico tipo 1) y de actividad mTOR, ambos relacionados con el crecimiento. De manera simplificada podemos decir que las proteínas favorecen el crecimiento, que a priori es bueno, pero tiene su riesgo si nos damos cuenta de que favorecen también el crecimiento de células potencialmente peligrosas, como el cáncer.
Aunque existe gran controversia todavía, parece que tanto en ratones como en humanos mayores niveles de IGF-1 durante la vida están ligados a menor longevidad, y una de las pocas características comunes de los centenarios es precisamente niveles reducidos de IGF-1, o simplemente fallos genéticos en los receptores de esta hormona (por lo que incluso si los niveles están elevados su cuerpo no ‘se entera’).

ARMA DE DOBLE FILO
A la luz precisamente de estos estudios sobre ingesta de proteína y longevidad muchos ven el consumo elevado de proteína como un pacto con el diablo. Nos permite disfrutar de un mejor presente (más músculo, más fuerza, mejor rendimiento, menos peso…) a costa de exponernos a un mayor riesgo de enfermedad futura.
Hay indicios de que la forma en la que consumimos proteína en la actualidad puede sin duda hacernos estar en el primer grupo, aumentando la probabilidad de sufrir ciertas enfermedades en el futuro o reduciendo nuestra longevidad.
Pero nuevas investigaciones apuntan a que muchos de estos problemas no están relacionados con la proteína en sí, sino con la forma en la que la consumimos en la sociedad moderna occidental. Asi se plantea ideas como la del ayuno intermitente de proteínas.

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